En la gastronomía canaria, aún hay platos por descubrir. En las familias canarias aún queda esa abuela que aprendió de memoria a cocinar. Platos realistas, compuestos por productos locales y populares al alcance de todos/as, e incluso platos basados en una economía de posguerra, donde se aprovechaba todo.
Decía la Abuela, que con la comida no se juega, ni se compra de más en la tienda, ni se carga el caldero en exceso. De sal, más vale poca que mucha. Y el fogón, siempre poquito, a fuego lentito.
Si hoy haces un caldo de pescado, si te sobra, mañana haces sopa de pan. Y si pasado mañana te sigue sobrando, haces croquetas de pescado. Y si te sigue sobrando, le pones al caldo, huevos sancochados.
La Abuela es sabia. Está llena de vivencias y experiencias, por sus manos pasaba la comida, día a día, alimentando a la familia. Hoy sus manos rugosas, son besadas, por su labor, por su aportación con la familia. Y en su memoria están los platos más sabrosos, suculentos y nutritivos. En la Memoria de la Abuela.